Los 6 beneficios psicológicos que te convencerán de dejar de vivir con tus papás

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Para la mitad de los jóvenes mexicanos de entre 20 y 29 años, vivir con sus padres es todavía una realidad.[1] Mientras que en países europeos la edad promedio para dejar el nido no rebasa los 24 años, en México oscila en los 28 años.

Si bien esta circunstancia no es una cuestión de gusto —ya que el tema económico es el principal motivo que frena su independencia—, sí existen otros factores que los hacen titubear antes de dar ese paso: los cambios generan expectativas, ansiedad y hasta temor. El resultado: un círculo vicioso, ya que seguir viviendo con los padres a una edad donde, como adultos, buscan tomar las riendas de su vida puede agravar problemas emocionales o crear conflictos familiares a mediano y largo plazo.

“Lo recomendable es salir del nido cuando la relación entre padres e hijos es firme”, asegura Jonathan Silva, psicoanalista de la Ciudad de México, quien menciona que hay beneficios para ambas partes. “Por un lado, los jóvenes se perciben como alguien capaz de tomar sus propias decisiones; una persona autónoma y productiva, que empieza a construir y dar sentido a su vida como adulto. A su vez, los padres comienzan a disfrutar la paternidad desde otro lugar; tienen, además, un espacio propio y más tiempo para sí mismos. Se genera una relación más genuina, que se enriquece”, explicó.

Con esto en mente, el experto detalla algunos de los beneficios personales que pueden resultar de independizarte:

●      Mejores y nuevas relaciones. Por un lado, las reuniones familiares no serán las mismas: juntarse para comer será por gusto, por el deseo de convivir. Por otro lado, cuando padres e hijos viven en el mismo techo, usualmente son los padres los que llevan la batuta. Pero al independizarte, descubres toda una nueva fase de su relación: tienes la capacidad de cuestionar y participar a la misma altura. Además, si optas por compartir depa, tus roomies serán tu guía para relacionarte más allá de tu primer hogar.

●      Adquieres responsabilidades y aprendes a administrarte. Mientras vives en casa de tus padres, la responsabilidad de mantener el orden en el hogar no está en tus manos. Hacer la despensa, la limpieza y pagar los servicios ahora son tus tareas, lo que te da una nueva perspectiva sobre la vida (aunque parezca algo mundano), ayudándote, entre otras cosas, a tener una mejor cultura sobre tus finanzas y plan de vida.

●      Construyes tu propio espacio. Tanto padres como hijos tomarán decisiones sobre su hogar: acomodar los muebles, elegir el color de las paredes y decorar cada rincón de tu casa sin limitaciones es más liberador de lo que podría parecer. Más allá de eso, tienes la oportunidad de establecer tus propias reglas.

●      Te concentrarás más en el crecimiento profesional. Aunque puede sonar a que tú mismo te pones en aprietos, al tener la necesidad de procurar tu estabilidad económica, tienes una buena motivación para buscar nuevas oportunidades laborales que te den mayor calidad de vida.

●      Te conoces mejor y ganas confianza. Al comenzar a tomar decisiones sobre tu vida y darle el sentido que tú elijas, aprendes a conocerte a ti mismo y cambias la postura que tienes con tu entorno, ya que pasas a ser una persona autónoma capaz de manejar su propia vida. Eso fortalece tu seguridad y autoestima.

¿A qué edad salir del nido?

Según datos de DadaRoom.com, 34% de sus usuarios tenían entre 18 y 23 años al buscar su primer departamento; 39% tenía entre 24 y 28 años; y 26% tenía más de 28 años.

No obstante, no existe una edad idónea para salir de casa de los padres, pues cada persona y relación son distintas. Lo recomendable es independizarse cuando se cuenta con la capacidad económica, intelectual y la convicción para dar el siguiente paso. Esto puede ser cuando hayas terminado la carrera, cuando consigues el primer empleo o cuando se obtienes un aumento de sueldo que te permita vivir cómodamente.

“Salirse de casa y tener que regresar por no haber hecho una buena planeación, puede considerarse como una derrota”, advierte Jonathan Silva asegurando que esta decisión deber ser por elección propia, además de que será básico planear y prever distintos panoramas.

¿Cómo dar ese paso?

Desde el punto de vista emocional, lo mejor es salir de casa de tus papás en buenos términos para tener el apoyo moral de tu familia; aunque no lo parezca, el giro de 180º que implica tener que valerte por ti mismo es algo con lo que es difícil lidiar. “Poder comunicarte con ellos es de vital importancia, pues así podrás hacer un desprendimiento del núcleo familiar sin que ambas partes se vean afectadas”, explicó el experto.

Si ya te has convencido de que vivir por tu cuenta es para ti, asegúrate de que tienes los medios y el presupuesto para ser realmente independiente. Evalúa cuáles son tus opciones y tus posibilidades, ya sea que costees un departamento para ti solo o que compartas departamento con roomies.

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