Fumadores pasivos de vapeo: ¿tienen algún impacto en su salud?
El tabaco es sumamente dañino para la salud. No solo daña a las personas que lo consumen, sino que también representa una gran amenaza para aquellos que se encuentran alrededor de quien lo utiliza: los fumadores pasivos. Estos respiran el humo de manera colateral, y sufren los daños que las miles de sustancias tóxicas del humo del tabaco generan.
El humo del cigarro convencional contiene más de siete mil químicos, de los cuales, cientos son tóxicos y alrededor de 70 pueden causar cáncer, según apunta los Centers for Disease Control and Prevention, la máxima autoridad en materia de salud en Estados Unidos, y para los adultos que no fuman, la exposición al humo de manera pasiva tiene efectos nocivos inmediatos en el corazón y los vasos sanguíneos y puede causar enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular.
En contraste, al fumar cigarrillos electrónicos no se produce humo de tabaco, por lo que los riesgos del tabaquismo pasivo con cigarrillos convencionales no se aplican a los cigarrillos electrónicos, según explica información del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido.
«La investigación en esta área está en curso, pero parece que los cigarrillos electrónicos liberan cantidades insignificantes de nicotina a la atmósfera y la evidencia limitada disponible sugiere que cualquier riesgo del vapeo pasivo para los transeúntes es pequeño en comparación con los cigarrillos de tabaco», sostiene este estudio.
A quienes respiran el vapor de los cigarros electrónicos se les ha llamado “vapeadores pasivos”, pero hay estudios que incluso invalidan esta etiqueta debido a que son insignificantes los niveles de nicotina que aspiran las personas que se encuentran alrededor de una persona que vapea.
Por ejemplo, un estudio realizado por el director del departamento de Láseres y Haces Moleculares del Instituto Multidisciplinario de la Universidad Complutense de Madrid, asegura que este término no debería usarse, ya que las personas situadas cerca de un vapeador inhalan 100 veces menos nicotina que la que recibe un fumador pasivo de cigarrillo convencional.
«(Estos son) unos niveles insignificantes que descartan la existencia del vapeador pasivo», sostiene Ángel González Ureña, autor del estudio.
En contraste, hay algunos estudios como el del informe del Ministerio de Sanidad de España que aseguran que las sustancias que emiten los cigarros electrónicos como el propilenglicol, las partículas PM2.5 y la nicotina pueden contaminar espacios cerrados, con sus consecuentes riesgos por exposición pasiva. Sin embargo, algo en lo que muchos especialistas coinciden es que esto, además de estar todavía muy poco estudiado, no tiene comparativa con el daño que sufren los fumadores pasivos de tabaco convencional.
El cigarro electrónico es un dispositivo que con los años se ha hecho muy popular, entre otras cosas, debido a sus múltiples beneficios, como el de no generar humo, el cual contiene los elementos más tóxicos del tabaco convencional. Por ello se ha convertido en una opción para dejar de fumar tabaco convencional, ya que este conlleva numerosos efectos dañinos que a lo largo de los años han sido plenamente estudiados.
Cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfisema, diabetes, artritis reumatoide, enfermedades oculares o incluso tuberculosis, son algunas de las enfermedades causadas por el tabaco, de acuerdo con la información de los Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos, la agencia nacional de salud pública de ese país.
Por su parte, los cigarros electrónicos y los vapeadores al no emitir humo, no producen alquitrán ni monóxido de carbono, dos de los elementos más tóxicos del humo del tabaco, razón por la que se han convertido en una manera exitosa para dejar de fumar y controlar la ingesta de nicotina.
Los beneficios son tan esperanzadores para los fumadores de tabaco convencional, que países como Francia, Nueva Zelanda y Reino Unido los recomiendan y regulan para este efecto.
Todos los gobiernos de estos países recomiendan el uso de vapeadores y reconocen que estos dispositivos tienen el potencial de contribuir a disminuir la prevalencia del tabaquismo entre la población. Por ejemplo, Nueva Zelanda, un país que cuenta con los vapeadores como elementos que le ayudarán a cumplir su Smokefree 2025, una iniciativa que tiene como meta reducir la prevalencia del tabaquismo a sus niveles más bajos.
«Es muy probable que los fumadores que cambian a productos de vapeo reduzcan los riesgos para su salud y la de quienes los rodean y cuando estos se usan según lo previsto, no presentan riesgo de envenenamiento por nicotina para los usuarios… (ya que) liberan niveles insignificantes de nicotina y otras sustancias tóxicas en el ambiente, sin riesgos de salud identificados para las personas que se encuentran cerca», sostiene esta autoridad.
El tabaquismo es un hábito que ha demostrado ser dañino, para quienes lo practican y para quienes lo rodean. En contraste, la utilización de vapeadores ha demostrado ser una opción para aquellos que quieren dejar este hábito, y no ha demostrado consistentemente ningún daño para las personas que se encuentran cerca de la persona que vapea.